Crecí viendo la cárcel vieja desde mi ventana. Nací apenas unos meses después del último motín, dónde encaramados a la azotea de la prisión provincial de Murcia, cerca de medio centenar de presos, la mayoría de ellos jóvenes, clamaron libertad y amnistía total. He pasado la mitad de mi vida observándola, viendo como pasaba de símbolo de represión franquista a centro cultural.  Sin embargo, no ha sido hasta estos días que, gracias a un encargo, he aportado mi visión como fotógrafo.